En el marco del Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera suscrito entre el Estado colombiano y las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), se creó la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, organismo que busca, como su nombre lo denota, esclarecer lo ocurrido en el conflicto armado interno de forma que las víctimas y la sociedad en general conozcan la verdad, promover la convivencia a partir del reconocimiento de lo sucedido y, finalmente, contribuir a sentar las bases para la no repetición mediante un proceso de participación amplio y plural que coadyuve a la construcción de una paz estable y duradera.
En este especial, la Fundación Compartir ha organizado, junto con esta comisión y el Centro de Memoria Paz y Reconciliación, una serie de espacios en los cuales maestros, directivos docentes, expertos y tomadores de decisiones de política pública, conversan y reflexionan sobre el reto pedagógico que conlleva el cumplimiento de estos tres objetivos encomendados.
Una de las formas más interesantes para enseñar historia es la didáctica basada en la investigación de archivos digitales de los periódicos, revistas y documentales.
Es urgente que el Ministerio de educación replantee lo que ha dado en llamar “Cátedra de la paz”, de lo contrario, esta no pasará de ser una “bonita” intención.
Para ser un profesor competente en esta nueva coyuntura se requieren profesores que reconozcan sus posiciones políticas para tomar distancia de ellas cuando están frente a sus estudiantes.
Tenemos un currículo que no está pensando el posconflicto y cuya respuesta, del Ministerio de Educación, es un decreto que obliga a los colegios del país a crear la llamada “Cátedra de la Paz”.
Concibo al maestro como la encarnación del modelo de ser humano de una sociedad mejor. Él encarna todos los valores que quisiera ver reflejados en una mejor sociedad.
Mal hace el gobierno en intentar imponer la paz como un golpe de opinión y en pensar que la imagen negativa del proceso es un problema de comunicación.